Bitcoin: Dinero digital, activo de inversión y reserva de valor

Alejandro Narváez Liceras*

Bitcoin (BTC) desde su creación en 2008, ha emergido como uno de los fenómenos financieros más disruptivos del siglo XXI. Con el paso del tiempo, esta criptomoneda ha evolucionado para ser considerado no sólo un medio de pago, sino también un activo de inversión y un posible refugio de valor similar al oro. Su adopción por grandes gestores de activos como BlackRock ha validado su importancia dentro del ecosistema financiero global. Sin embargo, su naturaleza y rol en la economía global siguen siendo temas de intenso debate.

Confieso que mi primer contacto con el Bitcoin fue en octubre de 2016 y un año después, y dada la curiosidad que me había despertado, escribí en noviembre de 2017, un artículo titulado “Bitcoin: ¿el dinero del futuro? (véase: www.alejandronaravez.com). Desde entonces lo sigo de cerca como un simple aficionado de ese fascinante mundo de las criptomonedas. El universo del dinero digital (también conocido como criptoactivo) es una realidad compleja con un ascenso meteórico. El furor se explica, entre otros motivos, por la rapidez y accesibilidad que permite el entorno digital.  Si Bitcoin fuese una empresa cotizada en bolsa de valores, sería la cuarta más grande por su valor de mercado, después de Apple, Nvidia y Microsoft.

Dinero digital, activo de inversión y reserva de valor

Bitcoin fue creado como un sistema de pago electrónico (dinero digital) entre pares, eliminando la necesidad de intermediarios como los bancos. El objetivo era ofrecer transacciones rápidas y seguras usando la tecnología blockchain como su libro mayor de transacciones. Su capacidad para operar fuera de los sistemas financieros tradicionales lo ha posicionado como una alternativa al dinero fiduciario o dinero fiat que conocemos.  Sin embargo, su uso como medio de pago es aún muy limitado por varios factores, como la volatilidad de su precio en el mercado y el desconocimiento de las bondades que ofrece.

Por otro lado, el BTC ha sido considerado por muchos como una nueva clase de activo de inversión. Atrae a especuladores e inversores institucionales por su alta rentabilidad en ciertos periodos, aunque también conlleva riesgos significativos debido a su elevada volatilidad.  No obstante, los fondos de inversión en Bitcoin y la entrada de empresas como Tesla y MicroStrategy al mercado han consolidado su reputación como un activo de inversión alternativo.

Este año, BlackRock, el mayor gestor de activos del mundo, lanzó el iShares Bitcoin Trust (IBIT), un ETF de Bitcoin. En sus primeras semanas, este fondo superó los 17 mil millones de dólares en activos bajo gestión, consolidándose como uno de los fondos de inversión cotizados en bolsa de más rápido crecimiento en la historia. Larry Fink, CEO de BlackRock, señaló que el ETF ha sido “sorprendentemente exitoso” debido a la alta demanda tanto de inversores minoristas como inversionistas institucionales.

Esta inclusión de Bitcoin refleja su creciente aceptación como parte de portafolios de inversión diversificados. Los grandes gestores de activos han señalado que BTC puede actuar como diversificador de riesgos y protección contra la inflación, complementando otros activos tradicionales, como bonos y acciones. Otras instituciones financieras líderes como ARK Invest, liderada por Cathie Wood ha ofrecido exposición a Bitcoin a través de su Ark21 Shares Bitcoin ETF y Fidelity a través de su Fidelity Wise Origin Bitcoin Fund.

Por último, el BTC ha sido comparado con el oro debido a su oferta limitada de 21 millones de unidades y su resistencia a la censura. Muchos defensores lo consideran un refugio seguro contra la inflación, las políticas monetarias expansivas y los controles cambiarios. Bitcoin tiene el potencial de convertirse en el oro digital, gracias a su emisión finita o escasez programada y a su resistencia a la manipulación estatal. En un contexto de inflación elevada a nivel global, esta criptomoneda ha ganado atractivo como un activo alternativo que podría servir como reserva de valor.

Según los investigadores del Bitcoin Policy Institute, los bancos centrales deberían adoptar BTC como activo de reserva, ocupando un lugar importante junto al oro. Protegerse contra la creciente inflación, riesgos geopolíticos, riesgos de control de capital, incumplimiento soberano, las quiebras bancarias, etc. son sobradas razones para ello, según el Instituto.   Estos casos subrayan cómo Bitcoin ya no es visto únicamente como un activo especulativo, sino como una herramienta de diversificación y reserva de valor en los mercados financieros globales.

El futuro que le depara

El futuro de Bitcoin dependerá de varios factores. La regulación será crucial para su aceptación generalizada, ya que la falta de claridad regulatoria ha limitado su adopción institucional. El desarrollo de monedas digitales de bancos centrales (CBDCs) también plantea desafíos para Bitcoin, ya que éstas podrían ofrecer ventajas en términos de estabilidad y respaldo gubernamental. Sin embargo, Bitcoin mantiene su atractivo para aquellos que buscan independencia del sistema financiero tradicional y protección contra la inflación. Como bien decía Piketty (2019). “El futuro de Bitcoin dependerá de su capacidad para adaptarse a un entorno regulatorio cada vez más complejo, manteniendo su esencia descentralizada” Sin embargo, el atractivo de Bitcoin como activo independiente y resistente al control gubernamental le otorga una ventaja competitiva sobre alternativas más centralizadas.

Conclusiones

Bitcoin ha demostrado ser una innovación poderosa que desafía las concepciones tradicionales del dinero y la inversión. Sin embargo, su rol como dinero digital, activo de inversión y reserva de valor aún está en evolución, con grandes desafíos por delante. La volatilidad, las regulaciones emergentes y la competencia con las monedas digitales gubernamentales en gestación serán algunas barreras que deberá superar para alcanzar plenamente esas tres propiedades.

Su capacidad de mantener su independencia del control estatal y evolucionar hacia un activo más estable determinará si logra consolidarse como el “oro digital” del siglo XXI o si queda relegado a un nicho puramente especulativo.

La incorporación de Bitcoin en los portafolios de inversión de grandes gestores de fondos como BlackRock, ARK Invest y Fidelity confirma su creciente aceptación en las finanzas tradicionales. La proliferación de ETFs ha mejorado la accesibilidad al mercado de criptomonedas, atrayendo tanto a inversores institucionales como minoristas. Por último, mi recomendación: “no invertir en lo que no se conoce bien”. (301024)

 

(*)    Es profesor Principal de Economía Financiera en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

(*) Este artículo también puede leerse en: www.alejandronarvaez.com

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